Viejo pecado: LA IRA
Nuevo pecado DISCRIMINAR
Nunca falta la compañera de facu que le niega sus apuntes a otra de origen más humilde, aunque los tenga en la carpeta. O la que no te saluda, pero al pasar te saca una radiografía... mirándote de reojo para juzgar tu look. O la que hace un comentario supuestamente gracioso para referirse a alguien con otro color de piel, religión, nacionalidad o con alguna discapacidad física o intelectual. Es la gente que descalifica permanentemente al otro y que, si puede, incluso lo saca del medio. “Son personas que van creciendo con el axioma: las diferencias nos hacen adversarios. Y ése es un gran error. En lugar de enriquecerse con lo distinto y sumar, priman los instintos agresivos, de competencia, de envidia y de ‘elimino lo que no es igual a mí’”,
¿Todo empieza de chiquita? ¿Las nenas que hoy ven Patito feo y consumen el cliché de las Divinas versus las Populares se van a convertir en unas arpías? “Si la familia no apuntala y contiene, la tele moldea ciertos aspectos del carácter, sobre todo cuando no se sabe cómo manejar tanta información”, asegura la psicóloga. “Como el otro no se parece a mí, no me tomo el trabajo de aprender, de imitar lo que es digno en la otra persona o incluso de ayudarlo en sus puntos débiles. No hay interacción. Así el resentimiento es cada vez más grande y se puede convertir en agresión física, hasta límites muy severos”, Las guerras entre tribus urbanas de las que hoy hablan los medios no son otra cosa que el rechazo al diferente y la colocación de un rótulo para estigmatizar: los negros, los chetos, los glam, los emos, los grasas, los floggers, los cumbieros...
¿Qué podés hacer? Acercarte a los demás y dejar que se acerquen a vos. Cuanto más diferentes, mejor. Para ver lo que sos ya están los espejos. Buscá gente que te complete, que te enseñe, que te ayude a pararte en otro lugar para ver el mundo. Te vas a sorprender.
la tocaya, Dina.