lunes, 12 de septiembre de 2011

EL LUTO.

El proceso de luto, ya sea por una persona o por una situación fuerte, toma normalmente un año.

Es importante darse el tiempo y el espacio para pasar por este proceso normal y natural de la vida.

Aprender a ser suave con uno mismo es de suma importancia, como tomarse el tiempo de apapacharse, escucharse, y acompañarse a uno mismo en este luto.

Las personas deben aprender a respetar que cada persona pasa por un luto a su propia manera. ¿Qué manera es la correcta? La manera en que la persona se sienta tranquila, en paz con su propia consciencia y con sus necesidades. Si esto quiere decir no salir a pasear o de fiesta por una año, pues que así sea. Pero si la persona siente que necesita salir a la vida y seguir participando en ella lo más pronto posible, esto también es respetable, porque ayudará a su proceso de aceptación y de soltar.

Las personas al entrar en un proceso de luto saludable, donde pueden llorar esta etapa, logran darse cuenta que nunca se pierde a nadie, porque no somos dueños de nadie. Así mismo se dan cuenta que no se pierde a la persona amada, porque se puede conectar con esa alma en el momento que se requiera (a través del sueño, intuición, presentimientos, pensamientos, etc).

El luto es un proceso difícil, que si se pasa con gente crucial que sabe guiar es mucho más fácil. Pero aun sin tener a una persona especial que guíe en el proceso de luto, las personas logran salir al mundo con un propósito nuevo, de vivir y lograr sus propios aprendizajes, aun cuando la persona amada ya no está con ellos.

Cuando una persona no sobrepasa una situación dura o no logra dejar ir a la persona por la que esta de luto, es porque su proceso de luto no ha sido completo o no se ha vivido con total aceptación. Para que una persona logre soltar si ya lleva más de un año de luto, debe pasar por el proceso de nuevo, esta vez no será un proceso tan físico, sino más emocional, mental, y espiritual.

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