sábado, 12 de noviembre de 2011

Esperar demasiado decepciona.

La realidad es que deberíamos vivir esperando mucho menos de los demás, y mucho mas de nosotros mismos.

Tu puedes saber cuanto estas dispuesto a dar o cuanto realmente puedes dar, pero no puedes adivinar el querer y poder de otras personas. También una cuestión muy importante es el potencial o intensidad de cada persona para dar. Mi dar completamente puede ser superior o inferior al de otra persona. Digamos que mi dar hasta el tope, que es mi 10, es un dar preparado, estudiado, y aprendido. Mientras que el 10 de otra persona es un dar de naturaleza, tranquilo y armonioso. En intensidad, el 10 de la otra persona se sentiría como un 7 mío, porque yo soy mas exigente, pasional, exagerada, entregada.. Entonces ¿ese 10 de la otra persona es menor a mi dar de 10 perfeccionado? No, realmente no, pero a mi me podría parecer que es un 7, que esta persona le echa menos ganas que mi dar 10, o podría pensar que no le importo tanto a la otra persona porque no da tanto o tan intenso como yo percibo dar.


La razón por la que nos decepcionamos tantas veces es porque esperamos que la gente actúe o piense de igual forma que nosotros, y la gente para haciendo o dando algo muy diferente de lo que necesitábamos.

Empezando por la comunicación, cada persona trae una historia diferente de cómo expresar lo que necesita de otras personas. Ejemplos claros del tipo de comunicación que trae una persona sería lo que aprendió de sus padres, como se comunicaban sus padres entre ellos y con él, que tipo de escuela acudieron de chicos y si tenían una educación ligera o estricta, cómo era la sociedad o comunidad de donde viene…….. Con estos ejemplos podemos ver como una persona puede crecer con mas facilidades y experiencias de comunicación efectiva para saber como pedir lo que necesitan o esperan de una relación o de su mundo actual. También lo que afecta “lo que esperamos o no del mundo exterior” tiene que ver con la información aprendida de nuestra infancia, donde podemos crecer colmados de atención y amor, o todo lo contrario, con mucha escasez. Una persona que creció con mucho amor y comprensión es comúnmente mas segura de si misma, y por lo tanto necesita menos de otros, espera menos de otros, y exige menos del mundo que lo rodea.


Y regresamos entonces a la frase de introducción: “Deberíamos vivir esperando mucho menos de los demás, y mucho mas de nosotros mismos.” Porque sabemos cual es nuestro potencial de crecimiento y podernos exigir mucho mas a nosotros mismos. También sabemos cuando estamos en un estado de comodidad y conformismo para poder empujarnos mas, pero también sabemos cuando estamos en un momento o lugar de limitación o crisis y sabemos que no podemos dar mas. Cuando se trata de otra persona, no podemos medir estas cosas.


Si vivimos esperando mas de nosotros mismos es porque podemos mejorar, y al dar mas, recibiremos mas de otros sin esperarlo. Si esperamos mas de nosotros mismos enfocamos la energía a construir y avanzar, y nos olvidamos de juzgar y esperar demasiado de otros, y esto a su vez aparta la posibilidad de que nos decepcionemos al no recibir lo que esperábamos.


Esperar de los demás sucede cuando queremos llenar un vacío que tenemos dentro y que no podemos o no sabemos llenar nosotros mismos. Cuando esperamos de nosotros mismos es porque sabemos que podemos ser mejores de lo que somos ahora. Cuando esperamos de nosotros mismos es que podemos dar de regreso a la vida mas de lo que estamos dando. Cuando esperamos mas de nosotros mismos construimos mucho dentro de nosotros, tanto que tenemos ya demasiado que dar a otros. Cuando damos una ayuda a otro aumentamos los niveles de dopamina, que es un neurotransmisor relacionado con el placer y la gratificación. Esto alimenta nuestra alma.


Dina sasson.

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