Nuestro corazón es la suma de nuestros deseos egoístas, y el pequeño punto dentro de el es parte del deseo espiritual, altruista implantado desde lo Alto pro el Creador Mismo. Es nuestra tarea nutrir este embrión de deseo espiritual a tal grado que éste (y no nuestra naturaleza egoísta) determinará todas nuestras aspiraciones. Al mismo tiempo, el deseo egoísta del corazón se dará por vencido, contraerá, marchitará y disminuirá.
Después de nacer en este mundo, uno está obligado a cambiar su corazón de egoísta a altruista, mientras vivimos en este mundo. Este es el propósito de su vida, la razón detrás de su aparición de y es la meta de toda la creación. Un remplazo completo de los deseos egoístas con deseos altruistas se llama “el Fin de la Corrección”. Cada individuo y toda la humanidad tienen que alcanzarla en este mundo juntos. Hasta que uno alcance esto, continuará naciendo en este mundo.
Uno puede cambiar sus deseos únicamente si uno así lo desea.
